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El Románico y palentino.

1. Contexto histórico

 El Románico es el arte de laplena Edad Media y del Feudalismo. El estilo artístico se adapta a una sociedad ruralizada, inculta, controlada intelectualmente por la Iglesia. Por eso va a ser el arte de la irracionalidad, el oscurantismo y el misterio. Es un arte relacionado con la fe, surgido de una cultura teológica. 

 Existen una serie de rasgos culturales que determinan el estilo. El sentido de este mundo y de todos sus seres se encontraba en la religión. La teología es a la vez Física, Astronomía, Filosofía, etc. Todo lo humano está referido a lo divino. La Iglesia coacciona el pensamiento libre y desconfía de los individuos que se ponen a pensar por sí mismos y tratan de ver las cosas con “la luz de la razón”. Una luz más poderosa, la fe, lo iluminaba todo con suficiente claridad. Así vemos como el dogma religioso siempre produce irracionalidad y superstición, pero además produce la concepción de un mundo autoritario, inmutable, eterno y dogmático; algo que estaba muy bien así y no había porqué cambiarlo. 

 La ley medieval no es escrita, es consuetudinaria y es buena porque es vieja, porque siempre ha existido y existirá. Las revoluciones medievales son siempre restauraciones, involuciones hacia un pasado con ley. Por eso el arte románico se hace siempre para perdurar, sus líneas son estables y quietas, formas pesadas y volúmenes compactos. La iglesia sirve para alojar a los dioses pero es a la vez un monumento a Dios y debe ser, por eso, una construcción fuerte y sólida como la fe cristiana. 

 La fe no es algo comprensible para todos y sólo clérigos y nobleza podían inmiscuirse en los misterios de la fe. La gran mayoría la asentía y la acataba por dogma, como un oscuro misterio. por eso la iglesia románica no está bien iluminada, es más bien oscura, para convertir ese lugar en el sitio donde, en recogimiento y reposo, se adora a Dios. Sus conocimientos técnicos tampoco les permitían hacer grandes vanos en la pared ya que ésta tenía función de soporte y porque no los necesitaban. Cuando cambie la mentalidad y deba entrar la luz en la casa de Dios entonces se descubrirán nuevas técnicas. No son los descubrimientos técnicos los que cambian las mentalidades sino al revés.

Hemos definido los rasgos culturales de la época que determinan el estilo románico y ahora vamos a ver los rasgos socio-económicos que también lo influyen. El arte románico es la producción plástica de la aristocracia feudal y de los monjes altomedievales. Es, por tanto, un arte monástico y feudal. Socialmente se produce una alianza entre clero y nobleza, dos estamentos con intereses comunes: dominar a los labradores y conseguir mayor poder en una época en la que el poder no es fijo sino algo que se pierde y se gana constantemente. Hay tres estamentos sociales: la nobleza es la clase guerrera, encargada de defender a los demás, el clero es la salvaguarda espiritual y el laboro es la clase encargada de mantener a los otros dos estamentos. Entre nobles y clero hay pues una estrecha alianza para que sigan siendo mantenidos, por eso las altas jerarquías eclesiásticas son siempre nobles y actúan como señores feudales: poseen castillos y vastas posesiones, siervos, ejércitos y vasallos. Un obispo cuida su feudo como lo haría un noble y no dudará en ir a las armas para agrandar o defender su poder. El alto clero y la nobleza es la misma cosa. los segundones nobiliarios iban casi siempre al seno de la Iglesia porque no heredaban nada de sus padres y el cargo eclesiástico era la única manera de acceder a un feudo. Por eso las grandes donaciones de nobles a la Iglesia no salían fuera de casa. 

Esta alianza se produce también a nivel arquitectónico. Los monasterios y algunas catedrales románicas son frecuentemente poderosas construcciones, similares a castillos y con idénticas funciones defensivas. Orar y guerrear es muchas veces lo mismo: los monjes eran a veces guerreros (órdenes templarias o cruzados) y los obispos eran también nobles. Por eso iglesia +construcción defensiva irán siempre unidas.

 Los estamentos son compartimentos cerrados. La economía medieval es una economía natural, sin mercados (sólo a nivel capilar). hay falta de comercio y de dinero y el único bien rentable es la tierra y ese no cambia de manos. Ello determina la inmovilidad de las clases sociales y las revoluciones no vienen porque los pobre quieran escalar puestos en la jerarquía social sino porque no pueden comer y consideran que sus señores han violado la ley consuetudinaria (figura del señor protector). Esta inmovilidad provoca la sensación de quietud, de tranquilidad. A nivel cultural, la cultura la impone siempre la clase dirigente. Por eso orden divino estamental, quietud sin cambios y mezcla de guerra y religión son influencias sociales que se plasman en el arte románico.

La economía medieval no es urbana sino rural. Desde el colonato romano se produce un proceso de ruralización paralelo al de feudalización. El poder, y por lo tanto el dinero no está en las ciudades sino en el campo, donde están los señores feudales y los monasterios. Por eso el estilo románico es un arte rural: ermitas pequeñas en el campo, monasterios perdidos en las montañas, iglesias pequeñas en pequeños pueblos. Los ejemplos de románico urbano son pocos aunque es donde están las principales obras.

 A partir del siglo XIII la economía crece y el comercio se restablece. La ciudad vuelve a tener importancia y el Gótico será el nuevo arte urbano. Así pues, vemos como la economía determina la localización de las obras de arte. 


2 Características generales del estilo románico.

  Hay que destacar que la arquitectura es en el Románico lo más importante. La escultura y la pintura no existen al margen de la religión y su lugar de destino es siempre el templo, la iglesia o el monasterio. La escultura y la pintura se supeditan a ornamentar el edificio románico. 

 El arte románico en general es muy geométrico, emplea formas simples, rotundas, que indican una vuelta a la sensibilidad primitiva y rural. Esa ruralización de formas que vimos al final del Imperio Romano la retomamos ahora. El Románico es un arte rural, de campo, lejos de los refinamientos cortesanos y de la sensibilidad urbana. Se busca la pureza de formas, líneas verticales y horizontales, arco sencillo, decoración tosca y sencilla, composición simple de volúmenes. En arquitectura la distribución de volúmenes y espacios es sencilla y simbólica. 

 Nunca se realiza una iglesia románica por el simple placer estético. Lo que prima es la exaltación religiosa. Una iglesia no es tampoco una bella composición espacial sino una ofrenda a Dios. La iglesia debe ser la plasmación del alma humana: la fachada es lo que primero se ve, es el rostro del edificio y por eso debe ser atractiva, pero el interior debe ser sencillo, fuerte, oscuro y recogido como el alma cristiana. Se olvida el concepto del arte autónomo y se convierte en un medio de alabanza a Dios.

 El estilo románico comulga perfectamente con la naturaleza. Es un estilo de campo y las pequeñas ermitas, las pequeñas iglesias o los monasterios se localizan en lugares elegidos por su fácil defensa (concepto de iglesia - fortaleza) pero también por su especial belleza.

Por último, la iconografía románica profunda no era comprendida por la gran masa de fieles. No es un arte controlado por siervos o villanos. Los sistemas arquitectónicos están en manos de los monjes al igual que toda la precaria ciencia medieval. Sólo ellos comprenden los complicados tratamientos simbólicos de fachadas y capiteles. Al fiel sólo le llega el resultado iconográfico final de la obra: el miedo, el castigo, la protección de la Iglesia pero no comprende la narración de la historia. No obstante, el románico es un arte pedagógico y mediante la escultura y la pintura se pretende educar al pueblo y someterlo, más por el temor a Dios que por la comprensión de su mensaje. Por eso las fachadas románicas poseen a menudo monstruos y animales mitológicos para asustar a las gentes, además de pasajes bíblicos sencillos para educar a un pueblo analfabeto.  

Por último, la iconografía románica profunda no era comprendida por la gran masa de fieles. No es un arte controlado por siervos o villanos. Los sistemas arquitectónicos están en manos de los monjes al igual que toda la precaria ciencia medieval. Sólo ellos comprenden los complicados tratamientos simbólicos de fachadas y capiteles. Al fiel sólo le llega el resultado iconográfico final de la obra: el miedo, el castigo, la protección de la Iglesia pero no comprende la narración de la historia. No obstante, el románico es un arte pedagógico y mediante la escultura y la pintura se pretende educar al pueblo y someterlo, más por el temor a Dios que por la comprensión de su mensaje. Por eso las fachadas románicas poseen a menudo monstruos y animales mitológicos para asustar a las gentes, además de pasajes bíblicos sencillos para educar a un pueblo analfabeto.  

3 Los orígenes del estilo románico 

 El punto de arranque del nuevo estilo es el monasterio de Cluny. La donación del duque de Aquitania Guillermo III en el 909 permite que el abad Brumón funde en la villa de Cluny en Borgoña un monasterio con doce monjes. Allí se elaboró una reforma, la cluniaciense, basada en la adoración por todos los fieles de las reliquias de santos y que sólo podían poseer los monjes. Esta reforma supuso un cambio a varios niveles: 

 a) En la sociedad oscurantista y esotérica del siglo X había una auténtica psicosis de milenarismo o cambio de milenio, el cual se asociaba con el fin del mundo (como hoy en día). Pero al pasar el milenio y ver que no ocurría nada especial, en acción de gracias Occidente se llenó de santuarios. Hubo un sentimiento de gratitud y devoción y de esto se aprovecharon los monjes cluniacienses porque con la adoración de las reliquias ellos obtenían suculentos beneficios (caridad, hospedaje, ofrendas, etc). Era una manera de autofinanciar el monasterio y obtener recursos extras, además de una forma de controlar culturalmente al pueblo.

b ) Con la reforma cluniaciense los monasterios multiplicaron las donaciones, comenzaron así a extenderse por toda Europa y consiguieron sufragar los cuantiosos gastos que requerían las nuevas construcciones. Los mismos monjes eran los arquitectos y fueron ellos mismos, los monjes de Cluny, los que esparcieron el estilo románico por varias rutas relacionadas con las reliquias: las vías de peregrinación.

 c) Al difundir la costumbre de venerar las reliquias de los santos se instauraron las peregrinaciones mediante las cuales se unificó la cultura y el arte europeos. Esas fueron las primeras vías de contacto entre diferentes pueblos y por ellas se difundió el nuevo estilo románico. Por eso se le ha definido también como “el arte de los viajeros”, el arte de los caminos de peregrinación y, en España esto es más cierto todavía. Se crearon tres vías de peregrinación en Europa:

 Los santos lugares, ruta devota y guerrera a partir del siglo XII con las cruzadas.

 El Mont Saint Michel en la Bretaña francesa.

 El camino de Santiago, la más importante y la culminación de todo peregrino.

La ruta jacobea cruzaba Alemania, Países Bajos y Francia antes de entrar a la Península por Somport en Jaca o por Roncesvalles en Navarra. Esos dos ramales se unían en Nájera-Logroño y ya viajaba por Burgos, León, Orense hasta llegar a Santiago de Compostela. Mientras que en Francia o  Italia el Románico se lleva a cabo a partir de monasterios ya existentes, reformándolos, en la Península Ibérica la ruta de peregrinación atraviesa “tierra de nadie” recién reconquistada a los musulmanes aún no repoblada. Por este camino entra la reforma cluniaciense convirtiendo esta zona en un auténtico tubo de ensayo para el hallazgo de nuevas soluciones artísticas.

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4.4 El Románico en la Península Ibérica.

 Del siglo V al X se desarrollan en España cuatro estilos prerrománicos: el visigodo, el asturiano, el mozárabe y el prerrománico oriental o catalán. Cuando el Románico entra en el siglo XI desborda todo concepto de estilo y se instala como la representación de una civilización entera: el feudalismo europeo occidental. 

 Ninguno de los estilos anteriores llegó a atravesar fronteras y el Románico se extiende, en cambio, como una ola por toda Europa. En su zona de contacto con la cultura musulmana (Península Ibérica y sur de Italia) produce nuevos estilos eclécticos, mezclados. 

 Pero el Románico no es igual en toda la zona cristiana como tampoco era igual la sociedad y la economía de los diferentes reinos. El núcleo feudal más importante de la Península es el catalán. En Castilla y León no existió un feudalismo típico sino una forma afín, un sucedáneo llamado “señorío” en el cual el poder central del rey es mucho más poderoso como fruto de la Reconquista. Estas diferentes sociedades asimilan románicos distintos, pero además reciben dos románicos distintos.

Hay que distinguir dos grandes corrientes: una más antigua en el Pirineo catalán y aragonés que se desarrolla del siglo XI al XII a base de influencias del norte de Italia, de la Lombardia y del sur de Francia, Languedoc y Provenza. En esta zona oriental de la península no sólo fue lombardo el estilo sino también muchos arquitectos que elevaron obras para abades y nobles catalanes y oscenses.

La otra corriente proviene del núcleo francés borgoñón y es la típicamente cluniaciense, la que se infiltra en la península a través del Camino de Santiago a partir del siglo XI y determina parte del románico aragonés (sector occidental), riojano, castellano y galaico durante los siglos XI y XII. Este es un tipo de románico más evolucionado y con más medios financieros, potenciado por el reinado de Sancho III el Mayor de Navarra (1005-1035

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5 La escultura románica. 

 El precedente de la escultura románica hay que buscarlo en los ensayos prerrománicos de los pueblos bárbaros, junto alguna influencia del lejano Bizancio, el cual era el portador de todo el legado grecorromano. Pero los pueblos bárbaros cultivaron la escultura con poco entusiasmo, sobre todo la monumental, que fue la más frecuente en el mundo romano. Ostrogodos, francos, lombardos y visigodos hicieron escultura de pequeñas dimensiones, ornamental y orfebre. Por lo tanto la tradición escultórica antigua se perdió. Todo ese legado grecorromano no sirve como base para la escultura románica, formando ésta un mundo aparte y original.

 Como la arquitectura, la escultura románica se integra plenamente en la cultura medieval y es uno de sus mejores exponentes. A través de ella se refleja la idea omnipotente y omnipresente de Dios, la idea de religión como misterio, como único agarradero para no sucumbir en un mundo desconocido y oscuro.

Analizaremos algunas características generales aunque siempre hay excepciones. Tanto la exenta, que hay muy poca porque la escultura se supedita a la arquitectura, como la no exenta, la escultura románica es frontalista, amante del geometrismo simplista y estilizado. No es intenta la escultura naturalista, la representación fiel del mundo, ni los objetos tal cual nos aparecen a los sentidos. Se busca siempre el simbolismo o la alegoría y que pretenden representar ideas o vivencias. Se busca que de la figura emane un trasfondo ideológico y en él residirá la belleza y no en la mera apariencia estética. No se busca la belleza estética en una figura sino la belleza ética, las buenas ideas, la religión. Para ello se utilizan elementos naturales como animales, personas o vegetales, pero nunca tal y como son, su imagen real no es lo que importa, sino como símbolos, como expresión de un ideal. para ello no dudarán en deformar sistemáticamente las figuras.

 La escultura grecorromana cultivó sobre todo la escultura humana en desnudos. por el contrario, el artista románico rehuye sin excepción el cuerpo desnudo y cubre a todas sus figuras con abundantes vestiduras. No interesa representar la belleza corporal sino la espiritual. Se tiene el concepto del cuerpo como cárcel del alma, el origen del pecado, lo sensitivo, lo sensual.

 Tiene un carácter decorativo. No está realizada para ser contemplada aislada sino inserta en un conjunto arquitectónico. Es decorativa, se concibe para rellenar un espacio arquitectónico previsto de antemano y su forma, dimensiones, etc, dependen de este espacio. Su dependencia con respecto a la arquitectura es, pues, total. Las zonas arquitectónicas principalmente son los capiteles y las portadas

El capitel románico está siempre decorado con figuras vegetales o animales entrelazadas. También se recurre a los temas geométricos y, de vez en cuando, se recurre a la figura humana. Son frecuentes las figuras fantásticas, monstruos, dragones, etc, que además de desempeñar un papel decorativo cumplen una función expresiva y simbólica: atemorizar a los fieles, asociar el monstruo con el pecado, incluso con el pecador, hacer la religión oscurantista y misteriosa. El capitel cumple, por lo tanto, con una función didáctica importante dentro de la gran masa de analfabetos. La verdadera simbología iconográfica sólo era conocida por los monjes, su relación con mitos, leyendas y creencias que hoy han desaparecido por completo. Cuando los capiteles se decoran con figuras humanas, el artista emplea escenas de tipo religioso extraídas del Antiguo y del Nuevo Testamento o de las Hagiografías más importantes. A veces se completa esta enseñanza religiosa con alegorías sobre los pecados, los vicios, las virtudes, el destino, etc.

El otro lugar arquitectónico que más se decora es la Portada. Las arquivoltas se decoran con motivos geométricos o figuras humanas y el Tímpano recibe la escena evangélica principal que suele ser el Pantócrator o Cristo en majestad, sedente y en acto de bendecir, rodeado de los cuatro evangelistas, los cuales suelen representarse con las cabezas de sus animales simbólicos: el toro, el león, el águila y el hombre, es decir el Tetramorfos. Otra escena típica del Tímpano es el Juicio Final a cuyo pié aparecen los 24 ancianos del Apocalipsis. También es frecuente el Teótocos, es decir, la Virgen con el niño y la Crucifixión. Por último, existe otra figura simbólica que representa a Jesucristo y que se llama Crismón o círculo con dos líneas perpendiculares en su interior y con cuatro letras griegas: Pi y Ro porque son las iniciales de Cristo en Griego y Alfa y Omega porque significan el principio y el final de todo. También puede aparece con las iniciales en latín IHS. Este Crismón suele aparecer flanqueado por dos ángeles o dos animales fantásticos. También se decoran las jambas y las figuras pueden llegar a derramarse por toda la portada e incluso por la fachada en algunos casos. 

 La escultura exenta es más infrecuente y se reduce a la imagen de Cristo crucificado y a la Virgen, sola o sedente con el niño. El crucificado (5) se viste con ricas vestiduras y si sólo lleva faldón, éste es bastante largo. Su expresión nunca turba su rostro y su cuerpo rígido nunca deja entrever el dolor y el tormento de la cruz. Expresa el omnipotente poder de Dios a quien nada puede afectar, ni el dolor ni la muerte. Sus ojos suelen estar abiertos o semicerrados y siempre aparece vivo (venciendo a la muerte). Aparece crucificado con cuatro clavos y sin corona de espinas ni heridas ni sangre. 

A pesar de estas características generales existen diferentes épocas y regiones que no atienden a esta simplificación. El Románico, como todas, es una época evolutiva y hay diferencias entre la escultura del siglo XI y la del siglo XII. Poco a poco hay un acercamiento a la mentalidad progresiva del Gótico. Si al principio es normal una rudeza en el tratamiento de las figuras, sobre todo sus vestidos que se pegan arquitectónicamente al cuerpo, poco a poco se van desplegando libremente sus formas, el Crucificado se hace más humano, los rostros se hacen más expresivos, con sonrisas, posturas, etc.

(...)

6. La pintura románica.

 La pintura románica es igualmente decorativa. No se concibe como arte autónomo y no tiene importancia en sí misma sino como ornamentación de paredes dentro del templo. Tiene su origen directo en las miniaturas bizantinas que luego pasan a los monjes prerrománicos de la primera Edad Media. Son miniaturas de manuscritos de donde el pintor románico extrae técnicas y temas. Él sólo tiene que continuar esa tradición y traspasar los límites de la miniatura para realizar los murales al fresco que decoraban la mayoría de los templos románicos.

 La pintura románica tiene, como la escultura, sus lugares idóneos dentro del templo. Sobre todo es el ábside y, a veces, también, los muros laterales. También se pintan a veces altares, sobre todo su parte delantera. 

 En el ábside se representa al Pantócrator rodeado de los cuatro evangelistas, ángeles y santos. Otras veces se representa en el ábside a la Virgen o Teótocos si el templo tiene una advocación mariana. En la parte baja del ábside, en el medio tambor que soporta el cuarto de esfera nos encontramos espacios separados por columnas que también pueden recibir decoración pictórica. Los muros laterales se dedican a otros santos o escenas de tipo narrativo en disposición corrida.

 La técnica más empleada es el fresco: se cubría el muro con cal y arena sobre la cual, y antes de que se seque, se debe pintar el mural. De esta manera la pintura se seca a la vez que el revestimiento de la pared, se adhiere y se mezcla con el encalado y consigue así una cohesión y permanencia extraordinarias. Sin embargo esto condiciona mucho al artista porque sólo tiene unas siete horas para pintar antes de que se seque el encalado. Es una pintura a contrarreloj y sin posibilidad de rectificar. lo que hacía era encalar solamente la superficie que podían pintar en un día. 

La pintura es, como la escultura, de tipo simbólico y no se preocupa del aspecto naturalista o estético de las figuras. La realidad no les interesa porque tanto santos, como ángeles, como la figura de Cristo o la de la Virgen pertenecen a un mundo platónico, el de las ideas, y no se parece en nada al real o sensitivo. por eso la pintura utiliza la realidad sólo como soporte hacia el mundo que hay por encima. Los personajes tienen casi todos las mismas proporciones y gestos, son sólo figuras convencionales y colectivas.

 El pintor románico no conoce la perspectiva. Sus obras son planas en su ejecución y en su colorido. Cuando hay que representar un momento se elige el más tenso y espectacular, el más expresionista y representativo. El dibujo es muy importante y las siluetas y los perfiles se señalan con un trazo negro muy grueso que envuelve a las manchas de color. los colores son planos y no tiene gradaciones ni matices refinados. los contrastes de color son muy acusados, sobre todo entre el negro y los colores cálidos. Suelen ser, en general, cromatismos de mucho valor e impacto visual.

 El pintor románico no entiende casi nada de composición porque no se plantea problemas de agrupamiento, y cuando lo hace, lo resuelve de un modo sencillo y lineal, colocando a las figuras en fila, una junto a otra y todas en el mismo plano. Si quiere resaltar la importancia de una de ellas, aumenta su tamaño desproporcionándola de las demás sin tener en cuenta la perspectiva. 

 Domina, como en la escultura, el principio de la frontalidad, sobre todo para las figuras importantes: Cristo, la Virgen, un emperador o rey, algún santo o apóstol, etc. Psicológicamente esto se hacía así por dos cosas: primero el pintor demostraba así su respeto hacia la figura que representaba y con ello obliga a los espectadores a un respeto similar. En segundo lugar porque la visión frontal es la más noble cuando lo que se busca es impresionar, que el fiel vea, con toda nitidez, la idea religiosa que subyace bajo la figura. 

Por eso el pintor románico prescinde de lo accesorio, el paisaje, que si lo hay, es muy estilizado, los marcos arquitectónicos que no existen, etc. Se pretende pintar una idea lo más clara y sencilla posible. Por eso la pintura románica es lo más parecido al arte Naif de nuestros días y no es porque el pintor románico tuviera la torpeza de un niño. Él pintaba así porque no le interesaban las técnicas modernas, no le hacía falta avanzar, no era preciso representar mejor la realidad cuando vives en mundo de ideas. Cuando cambie la concepción del mundo se descubrirán nuevas técnicas más avanzadas y llegaremos al Gótico y al Renacimiento. Frontal del Altar de Santa María de Aviá, donde se representan a la Virgen con el Niño en la tabla central, La Anunciación y la llegada de los Magos de Oriente en la izquierda y el Nacimiento y la presentación del niño en la derecha.

Fuente:E. Valdearcos, “El arte románico”, Clio 34, 2008. http://clio.rediris.es. ISSN 1139-6237






EL SIMBOLISMO ROMÁNICO
  
La población medieval era en su mayor parte iletrada y de alguna forma había que hacer llegar el mensaje de Dios y la doctrina cristiana. Los frisos y sobre todo, los capiteles fueron libros abiertos en los que se relataban escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento. Junto a las escenas religiosas, las mitológicas y las escenas de la vida cotidiana de aquellos hombres completan un panorama lleno de simbología que presenta, en general la siguiente iconografía Palencia:

 Los Santos y la Santidad:

a) Por flores. Se mantiene así una iconografía fijada en el Arte Paleocristiano y heredada del mundo antiguo, ya que el concepto de lo sacro y la santidad va unido a las flores muchos siglos antes de Cristo, desde el Arte Mesopotámico. También por influencia cristiana pasa al Islam. Es muy corriente en el Arte medieval. Las flores, en las arquivoltas de las portadas románicas, son tema muy frecuente. En Palencia tenemos bastantes ejemplos: Santa Eufemia de Cazuelas, Matalbaniega, Salcedillo, Támara, entre otras.

b) Por estrellas. Se fija esta iconografía al final del Arte Paleocristiano. En La Sagrada Escritura se afirma que los Santos brillan como estrellas en el cañaveral. Son estrellas las puntas de diamante tan típicas de portadas tardías en el Románico. Aparecen en la provincia de Palencia, por ejemplo en Quintanatello, en Vallespinoso, en Vergaño, en Vertavillo y también aparecen en ventanas como en Brañosera.

c) Por árboles. La palmera es, entre todos los árboles, el símbolo más típico de santidad. Los salmos hablan de los santos como "hojas verdes de árbol frondoso" y alusiones similares son frecuentes, esto hace que se les representen también por hojas y hojas de palma, símbolo de la victoria. Dentro del románico palentino, puede citarse: Vega de Bur, y Valle del Cerrato.

Cristo vencedor del pecado y de la muerte.

a) Sansón a horcajadas sobre el león: Sansón es figura de Cristo que vence al león, que es el Demonio, con su muerte. El Demonio es la síntesis del pecado y de la muerte. Tiene el románico palentino magníficos ejemplos Moarves, Santa Eufemia de Cazuelas, Dehesa de Romanos, Revilla de Santullán, Aguilar de Campoo -en el Museo Arqueológico Nacional-, Vallespinoso de Aguilar y Astudillo. Aparece tanto en los capiteles de la portada como en el arco del triunfo, dándose además el enfrentamiento con el tema demoníaco.

b) El Pantocrátor: Cristo victorioso al final de los siglos. Los mejores ejemplos, en escultura, del románico europeo están en Palencia ya que sobrepuja en belleza a todos el de la Iglesa de Santiago de Carrión de los Condes. Como la manifestación victoriosa de Cristo se une al Juicio, se debía colocar este tema sobre las puertas de las iglesias en que se administraba justicia.

La esperanza y la fe del Justo.

Estas dos virtudes se sintetizan en la figura de Daniel, en el que se cumple el salmo "lo libraré porque esperó en mí". Hay dos variantes en su representación: de pie y sentado. De pie con las manos extendidas orando o con las manos juntas también orando. Todas estas variantes existen en el románico palentino. Aparece en: Villabermudo, Gama, Astudillo, Resoba, Zorita del Páramo y Villanueva de la Torre.

La vida cristiana es lucha contra el mal.

Aparece el hombre cristiano como un guerrero atravesando con su espada o su lanza bien a un león o bien a un dragón. Así puede verse en Revilla de Santullán, Perazancas, Santa. Cecilia de Aguilar, Moarves, Vallespinoso de Aguilar, San Cebrián de Mudá. Este tema enlaza con el concepto de lucha al estilo caballeresco como aparece en Moarves, Santa Cruz de Ribas o Pozancos.

Las almas de los justos.

La representación más generalizada es simbólicamente por palomas. Esta iconografía, aunque es más antigua, se fija en el Arte Paleocristiano. Aparecen, bien alimentándose del árbol de la vida, representación paradisíaca o bien atrapadas por el pecado y el error. Dentro de los abundantes ejemplos con esta temática, sobresalen los capiteles de San Martín de Frómista.

Demonios.

 La representación más generalizada es por un ave con patas de caballo, cola de dragón y cabeza humana o de animal. También es muy frecuente su representación por un león; aunque éste a veces puede tener una significación positiva -Cristo, León de Juda-. También se representa al demonio por un dragón y serpiente, aunque tuvieron menos éxito.

La sirena es el símbolo de la tentación y si es de doble cola de la lujuria. Representaciones demoníacas aparecen en Pozancos, Barrio de Santa María, Revilla de Santullán; con forma de león  entre otras iglesias en Frómista y Cillamayor y con forma de dragón en Vallespinoso de Aguilar.

Los oficios.

Suelen aparecer unidos a la idea de tiempo o signos del Zodiaco, son muy corrientes para indicar el año y Cristo Señor de los tiempos.

Fuente:https://historia-y-arte.blogspot.com/p/el-romanico-palentino.html